lunes, 10 de mayo de 2010

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La primera novia de Octavio sufrió su inexperiencia, pero, ella lo adoraba por sobre todas las cosas. La relación fue la más larga que Octavio pudo sostener hasta el día de la fecha, pero terminó dejándola por el efecto que Julia había logrado en él. Sin que Julia supiese, seguía viendo a Clara, no pudo dejarla sino después de un mes. Pasó el tiempo y continuó estando con Julia, pero eventualmente la abandonó. No pudo soportar su excentricidad, su locura y sus celos sistemáticos después del episodio de Clara, desconocido por él.

Clara y Octavio siguen manteniendo contacto. Así también Octavio y Julia. Pero esa es otra historia, no obstante digna de ser contada. Se ven todas las mañanas antes de que él entre al hospital a efectuar sus pasantías. Duermen juntos en el piso que Clara tiene al lado de dicha institución médica hasta que se hace la hora del turno de Octavio. Luego éste de efectuar su turno, se dirige hasta la facultad y allí sigue viendo a Julia, pero no por mucho tiempo.

Octavio cree que su vida está perfectamente organizada, se ha quitado de encima a la muchacha que se corta por las noches en supuestos sueños y que tenía tendencias suicidas. Se acostaba, sin ningún tipo de compromiso, con una mujer que estaba completamente entregado a él. Se sentía, por un momento, Dios. Aquel proyecto de hombre se había convertido, en efecto en un hombre fuerte, decidido y mujeriego. ¿Cómo se había efectuado este cambio?

Bien, les explicaré.

Un día Julia comenzó a criticar una foto que encontró de Clara en un viejo maletín de Octavio. Criticaba su cuerpo, su mirada, su rostro, su sonrisa, la postura de sus manos, básicamente, todo. Octavio se dio cuenta del poder que tenía esa sola imagen en Julia, y esto lo llevó a reflexionar y llegar a una sola conclusión: los celos estaban carcomiéndola.  La mujer que dirigía su vida ahora estaba completamente llena de celos, envidia y odio por una mujer del pasado de Octavio. Ya no era la canica difícil de conseguir, difícil de hacer ir a la cama. Ahora Julia quería tener sexo con él todas las noches. Aún si él no quería. Celos, arribaba a la misma conclusión una y otra vez. Quería superar la sexualidad de Clara, quería ser más sexual que ella, más sexual que todas las mujeres que Octavio podría llegar a conocer en su vida, quería ser perfecta para él, siempre en lo sexual, no tenía otra forma de lograrlo.

Por eso, cuando Octavio hizo las valijas para irse ella, en vez de llorar, trató de convencerlo para acostarse con él. El único recuerdo que se llevó fue el olor a su sexo impregnado en su ser. Volvería a saber de él, pero no como antes.

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